TODOS CREEN ENTENDER...
Y llegan con ideas,
proyectos, sugerencias, iluminaciones, resultados de investigaciones, consejos
y mil palabras huecas. Mil palabras que no se ajustan a la realidad porque no
preguntan y, si preguntan, no escuchan. Sacan su librito e intentan aplicar cosas
inaplicables.
Y de pronto, cuando no
le afecta, los dejo ya que al menos hace algo distinto o ve otras personas.
Y él los mira. De pronto
les brinda una sonrisa. Pero no se detienen a pensar y observar si la
intervención surte algún efecto, porque el grado de autoconvencimiento de tener
la justa…la verdad casi absoluta, tiñe el profesionalismo.
Mientras no afecte su
dignidad, a algunos los dejo.
Aunque hay momentos en
los que me dan ganas de mandar todo al demonio y mantenerlo aislado, conmigo,
no importando si puede o no hablar. Tampoco si tiene algunas otras
dificultades, con tal de que esté tranquilo…en paz. Sólo nosotros, como siempre
fue.
Pero es así. Seguramente
en alguna ocasión habré pensado que a esta o aquella persona se le debería
hacer esto o aquello. Desde afuera. Sin conocer la realidad.
Entiendo que la
intención es ayudar en algunos casos. En otros es obtener rédito de la falta de
sapiencia con el pretexto de aplicar alguna especie de terapia.
Espero que Dios me de
paciencia. Después de todo el que más sufre es él. Yo sólo puedo acompañarlo y
protegerlo
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